SUFRIMOS CUANDO NO ACEPTAMOS LA REALIDAD
Te has parado alguna vez a pensar, ¿por qué sufrimos? ¿Por qué tenemos esa costumbre tan insana, de disgustarnos en muchas situaciones cotidianas de nuestra vida? Los seres humanos tendemos a idealizar las relaciones, las situaciones, los trabajos, a las personas… Desde nuestra forma de entender el mundo y de cubrir nuestras necesidades principalmente a nivel emocional, tendemos a imaginar cómo sería la persona “x”, el trabajo “x”, la relación con… y es, en este trabajo de imaginaria, donde volcamos nuestras personas y situaciones ideales y dejamos la verdadera realidad en segundo plano.
Lo que ocurre cuando nos encontramos con la verdad, muchas veces no tiene nada que ver con lo que creíamos, y ahí, comienza la base de nuestro sufrimiento. Sufrimos cuando no aceptamos que lo que está sucediendo, cuando no es lo que habíamos idealizado.
Nos cuesta estar satisfechos con los seres con los que compartimos la vida: nuestros hijos, compañeros de trabajo, amigos, padres ,pareja… porque nos agarramos a ideales, ideales que no se van a cumplir, porque no existen, y porque son ideales propiamente egoístas. Es más fácil culpar al otro de lo que no ofrece como nosotros queremos, que hacernos cargo de nuestra propia responsabilidad. Queremos cambiar al otro, cuando el cambio tiene que ser de uno mismo.
«Nos cuesta estar satisfechos con los seres que queremos»
Cada vez que queremos cambiar a alguien, no lo estamos aceptando, y si no lo estamos aceptando, no lo estamos queriendo.
Querer a alguien es aceptarlo con sus luces y con sus sombras, es no idealizar, y es aceptar lo que ocurre. Ver qué puedo modificar yo en mi estructura de pensamiento, y mis actos.
Cuando estamos en una situación de incomodidad o sufrimiento y queremos dejar de estarlo y entender el por qué de lo que está sucediendo, la pregunta que tenemos que hacernos es a siguiente, y yo ¿qué no estoy aceptando en este momento? ¿No acepto que no se cumplan mis expectativas?, ¿No acepto que las cosas no sean como yo quiero? ¿No acepto porque no entiendo? ¿No acepto porque no me gusta?
Es fácil caer en el pensamiento de que…si acepto, me resigno, pero no, te estarías resignando si no hubieras comprendido la situación. Si la has comprendido porque la has experimentado entonces… aceptas, y a través de la aceptación de la verdad, me libero del sufrimiento, y fluyo.
Recuerda, cuando estés incómodo, cuando te sientas sufrir por alguna situación, pregúntate:
¿Qué no estoy aceptando?
Marisa Martínez Gurrea
Coach personal
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